Ciertos tipo de profesores se caracterizan por presentar un personalidad doble frente a todo el alumnado presente en sus aulas, pues la llamada “lo quiero mucho” le llega a lo más profundo, sí, se trata de la licenciada en química (Supuestamente).
Al parecer vive cerca del colegio y está casada, tiene una tendencia paranoica múltiple que le permite ver a gente copiarse a través de sus miradas. Si toses y te tapas por educación según ella estas emitiendo un código telegráfico al de al lado y por ende pierdes los puntos de la prueba. Tiende a confundir a los alumnos con sus hijos con frases como “Hijo mío” o “Querido”; esta frase la dice al Jalabola respectivo de cada salón después de que te expulsaron porque sonó tu celular diciendo que a tus padres lo secuestraron, botaste la basura en la papelera o pediste permiso para ir al baño porque los cachitos de Manuel te cayeron mal.
Los laboratorios son clases de cocina en las que aprendes a hervir agua y realizar experimentos muy peligrosos como lo son la preparación de salsa rosada a partir de kétchup y mayonesa. Los pre-laboratorios parecen tesis de todos los novenos (Todas son iguales), y en su plan de evaluación se incluyen los famosos interrogatorios que son el más perfecto ejemplo de un casino arreglado (¡No es posible que ella diga 16+4+7, o cualquier numérica aleatoria y sea justamente tu número de lista!). Si eres una persona a la que detesta, te va a preguntar Tetraoxonitrato de Cianuro y vas a clavar, pero si eres un Jalabola te va a preguntar el cómo te gusta el agua.
Sus exámenes son lo peor que te puede pasar si vienes con caga o nervioso, porque sus tendencia la lleva a formar filas en espacios donde no los hay, llegando a diez filas sin sentido y perdiendo 40 minutos de los 45 que dura el examen.
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